Por Mar Picao
Me parece funesto, aunque no lo lamento, que una película no pueda superar a un buen libro. Según Süskind en su libro “El perfume” Grenouille nace en extrema pobreza, lo atacan enfermedades perversas y es blanco de los más crueles maltratos, todas esas penurias juntas le dejan grotescas cicatrices y una proverbial fealdad que hacen de si una imagen repulsiva. Invoco este detalle ya que hace parte esencial de lo que Süskind quiso transmitirnos: una fragancia nos hace atractivos a pesar de nosotros mismos.
Es imperdonable que el director alemán Tom Tykwer en la película homónima no haya utilizado un personaje más apropiado y peor aun el facilismo usado, el relato, para indicarnos el hedor de ciertos lugares cuando bien podría mostrar las sucias costumbres de la época, por ejemplo: alguien lanzando por una ventana y hacia la calle los excrementos de un bacín.
No obstante, la película es buena pero no muy digna del libro.
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