sábado, 24 de marzo de 2007

La pasión se genera en el cerebro

Por: http://www.portafolio.com.co/proy_porta_online/finsemana_porta/tend_pfs/2007-03-24/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_PORTA-3460512.html
24 de Marzo de 2007

¿Por qué nos sentimos atraídos por una persona y rechazamos otra? De eso no se encarga el corazón sino la bioquímica cerebral.

La atracción entre dos personas radica en la bioquímica cerebral. Descargas hormonales y neuronales están tras los secretos del amor y la seducción. El amor y el sexo convulsionan todo el organismo mental y corporal y un complejo laboratorio dirige la pasión y el desamor.

Desde que Ovidio publicase su legendario ensayo El arte de amar, mucho se ha escrito, poetizado y filmado sobre los secretos del amor y la seducción. Las eternas preguntas, ¿por qué surge la atracción entre dos personas?, y además, ¿por qué nos fijamos en una persona concreta y no en otra?, ¿qué nos mueve para la pasión y por qué acaba un buen día?, han sido objeto de estudio y debate por parte de psicólogos y sexólogos.

Hoy día, está totalmente demostrado, con base científica, que los orígenes del amor y la pasión radican en la bioquímica cerebral, en una especie de señales mentales que nos dirigen hacia la persona escogida.

La sexóloga norteamericana Shere Hite, conocida por sus numerosos libros al respecto, así como numerosos psiquiatras y neurólogos coinciden en que existen descargas eléctricas neuronales, hormonas y otras sustancias que provocan la atracción y explican las bases del enamoramiento.

En el sistema nervioso, el hipotálamo envía mensajes a otras glándulas del cuerpo y los llamados neurotransmisores coordinan entre sí las células nerviosas. El estado pasional convulsiona todo el organismo y se produce una especie de 'guía mental' del amor.

Ello se nota de inmediato, dado que la persona sumida en estado pasional y fuertemente atraída por otra, empieza a notar diferentes síntomas. El sistema nervioso se acelera, el corazón late más rápido, la circulación sanguínea fluye con más intensidad y, en general, el enamorado sufre un cuadro de agitación general.

Las complejas reacciones químicas del organismo nos sumen en una especie de juego seducción/coqueteo, que hace que nos sintamos ciegos hacia el resto del entorno que nos rodea. De aquí surge la expresión popular "estar loco de amor" y, de no controlarse, puede derivar en desenfreno o conductas obsesivas.

En este conglomerado químico se mueven el ardor, los celos, la pasión por besarse y hacerle amor, el orgullo, los miedos y frustraciones. El sistema nervioso autónomo pone en marcha todo un eje de estímulos que afectan a los músculos, las glándulas lacrimales, el lenguaje y los órganos genitales. La voluntad oscila entre estos efectos, que revolucionan la mente y el cuerpo. La voluntad se anula, y solo se ve por los ojos de la persona amada.

La pasión es cerebral
Los expertos coinciden en que la pasión radica en la corteza cerebral, en concreto en las sustancias llamadas anfetaminas. Al inundarse el cerebro de ellas, se produce la secreción de dopamina, un neurotransmisor que refuerza la capacidad del deseo y el placer.

Otras similares son la oxiticina y la norepinefrina, auténticos estimulantes del impulso sexual. Estudios de prestigiosos sexólogos norteamericanos, donde existe una gran literatura sobre el tema, indican que el cerebro de una persona apasionada contiene cantidades de feniletilamina, una de las anfetaminas más potentes. Así se origina el "universo del placer" y caemos en un "nirvana" hacia la otra persona.

Naturalmente, con el paso del tiempo, esta pasión se desvanece. Según Shere Hite, el amor pasional suele durar unos tres años, pero al final la bioquímica cerebral decae y los sentimientos se van mitigando.

Es la fase del cariño más pausado, el afecto personal y la comprensión. O, por el contrario, el desamor total y la separación de la pareja. Pero lo cierto es que todo el entramado químico que originó el amor pierde fuerza, tarde o temprano. Ese "amor para toda la vida" suele quedar en una relación de complicidad, amistad o compañeros.

Existe, por tanto, en el cerebro humano un gran laboratorio que potencia los sentimientos, estímulos, atracción y rechazo. Ello explica que, en ocasiones, las personas pasen del amor al odio, de la seducción a la frustración, sin ningún motivo aparente.

También de la fogosidad sexual a la insatisfacción, controlado por los niveles de testosterona y serotonina, otras sustancias que influyen en la conducta afectiva. En definitiva, las relaciones personales se mueven en este complejo laboratorio químico cerebral, que dirige los pasos de la pasión y el desamor.

| EFE |

miércoles, 14 de marzo de 2007

¿Hacerlo en día 28?

Por: Sofia.acalantide@gmail.com
http://dinamico.eltiempo.com/participacion/blogs/default/un_articulo.php?id_blog=3174&id_recurso=11586
El sexo de Sofía
24/Mar/06

Hace un par de días escuché a un hombre decir: “Cuando uno le hace sexo oral a una mujer en el día más fuerte de su regla, ella experimenta el mejor orgasmo de su vida y le sale un líquido abundante, con sabor a almendras”. La verdad es que me causó curiosidad el comentario, no tengo noticia de un fundamento físico para “el sabor a almendras”, pero esta idea (que al parecer es toda una “leyenda sexual” en nuestro medio, pues tiene amplia circulación entre los hombres), me dio pie para pensar sobre el sexo oral en los días de menstruación.

Conocido como “El Beso del Payaso”, o el “Vampirazo” el sexo oral con “semáforo en rojo” no parece ser una práctica tan común como otras.

Las razones culturales están muy documentadas: la menstruación ha sido un tabú a lo largo de la historia, construyéndose normas en torno a ella que van desde la prohibición de preparar alimentos a las mujeres menstruantes, hasta su exclusión de la comunión entre algunos cristianos ortodoxos. La sangre menstrual se ha asociado con impureza, con contaminación simbólica, con suciedad del cuerpo y del espíritu. Se han escrito extensos estudios sobre este asunto, en el que no viene al caso profundizar. Lo que resulta de interés aquí son las razones que damos cuando se nos pregunta por el Beso del Payaso. Hagan la prueba, comiencen por preguntarse a ustedes mism@s: ¿lo he hecho? ¿lo haría?

Yo pregunté a vari@s amig@s y me encontré con que las niñas coincidían en un “no, jamás se lo pediría a mi pareja porque me siento sucia e incómoda esos días” y los niños, a su vez, en que “debe ser asqueroso chupar esa sangre, hasta para un vampiro!”. Esto me pareció sorprendente, porque finalmente la sangre no es más que otro fluido del cuerpo, uno acaso más “limpio” que el sudor, la saliva o el semen (juntos son conocidos como las 4 “s” del placer!). Sin embargo, cuando realmente me decidí a escribir sobre el asunto fue cuando descubrí que no sólo el sexo oral es rehuido en este periodo, mes a mes, sino también la penetración! Hasta existen fórmulas que han hecho carrera para evitar el contacto: “Si hay sangre en el camino.... ve por la senda del barro”. Traducción: los días de regla es mejor recurrir al sexo anal. ¿Curioso no? Mucha repulsión a untarse de sangre, pero sin lío para untarse de “barro”… Y sigue la lista de perlas: “en esos días la mejor posición es el 68… tú me la chupas y yo te debo una”, en cuyo caso, muy seguramente, la niña tragará la “s” que corresponde sin mayor problema. De hecho el sexo oral de-ella-para-él suele ser la opción más común durante la menstruación, y, lo digan o no, las niñas no se sienten muy conformes: “qué jartera, con el genio que uno se carga esos días como para andar haciéndoselo a ellos” me comentó alguien.

Por supuesto, tengo una opinión personal sobre el sexo en día 28 y sobre el Beso del Payaso, la cual compartiré en la próxima anotación. Entre tanto, me gustaría saber qué piensan ustedes. Leo todos los comentarios, así que no se queden sin escribir.



El beso del payaso y otros juegos en día 28

Por: Sofia.acalantide@gmail.com
http://dinamico.eltiempo.com/participacion/blogs/default/un_articulo.php?id_blog=3174&id_recurso=11564
El sexo de Sofía
24/Mar/06

En realidad la sangre puede llegar a ser un fetiche, uno entre muchos otros. Uno como el fetiche tan común entre los hombres de venirse sobre el cuerpo o la cara de sus compañer@s, y no sólo venirse, sino además esparcir el líquido derramado sobre la superficie que lo ha recibido. Se trata de una variante muy normal, con la que, a estas alturas de la vida, nadie se escandaliza. Lo llamativo de esta modalidad es que ambos pueden ver el semen sobre el cuerpo, y eso propicia un ambiente de mucho erotismo, de mucha intimidad. Pero no estamos hablando ahora de ese fetiche, sino del fetiche sangre, sangre menstrual concretamente.

Comencemos por los otros juegos. Los dedos por ejemplo. Si estamos en esos días, y nuestra pareja juega con sus dedos lo más probable es que se unte de sangre, claro. Pero es que lo interesante del asunto es justamente que se unte, que podamos luego ver sus manos rojas, que deje rastros de esa sangre cuando nos abrace. Eso es fetichismo puro.

Otro juego: la penetración. Parece ser que los días que menstruamos algo sucede con nuestras hormonas, algo que a muchas nos incrementa el deseo. Además, existe mayor lubricación natural y se produce un alivio a los posibles cólicos (obviamente no en todas las posiciones), pues el estimulo placentero relaja la musculatura del útero. Así las cosas, ventajas hay muchas para quiénes se permiten hacer de lado los escrúpulos. Ahora, es normal que tras el masaje al útero éste se contraiga y expulse más sangre. Si antes de la relación las mujeres nos damos un buen baño, es probable que sea menos, pero alguna señal quedará en las sábanas, cojines, alfombra o cualquier cosa sobre la que estemos. Eso es muy sencillo de solucionar: una toalla debajo o a la mano y ya está. Es más, encontré en internet un consejo fantástico: “lo mejor son los plásticos como los de los hospitales, baratísimos, como los que utilizan para los viejitos, se consiguen en las tiendas de ropa de cama, tienen hule por un lado y toallita por otro, se pone por la parte de la toallita”. Finalmente la sangre, como el sudor, la saliva o el semen, se va con agua y jabón, así que no veo por qué convertirla en un obstáculo. Ah! Otro buen consejo que me pasaron l@s amig@s fue hacerlo estos días bajo la ducha… eso elimina rápidamente todo rastro!

Y el juego por donde comenzamos: el Beso del Payaso. Al leer sus comentarios al respecto siento necesidad de sentar una posición: cualquier cosa que pueda decir en este blog se apoya en el postulado de que cada cama es un universo distinto, en el que todo está bien cuando media la voluntad de l@s implicad@s. El sexo oral con la regla puede llegar a ser una experiencia muy agradable si hay la confianza suficiente para permitirse disfrutarlo. Sobre el miedo a probar la sangre, alguien decía “¿Y es que el clítoris emigra? ¿Por qué no se aprende a utilizar el tampón como un juguete?”. Cuanta verdad en ese comentario! Si el problema es sencillamente la sangre, se trata de un problema fácil de resolver con un poquito de imaginación. El reto radica entonces en abrirle caminos al deseo, en vez de cercarlo.

Colombianos y colombianas, ridículos y ridículas?

Por: Héctor Abad Faciolince
http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=96492
Fecha: 19/Ago/2006 -1268

Si el manual de estilo obligara a usar el lenguaje incluyente, el título tendría que decir: “cadena perpetua para violadores y violadoras de niños y de niñas”

En estos días una amiga que aprecio mucho por su valor e independencia, Florence Thomas, escribió en El Tiempo que yo era "absolutamente alérgico al lenguaje incluyente". No la desmiento, lo soy, sobre todo si por lenguaje incluyente se entiende la costumbre de reemplazar la letra 'a' y la letra 'o' por el signo @ (querid@s amig@s), o si cada vez que uno dice "ciudadanos" debe añadir también "ciudadanas".

Dijo también que, a pesar de esta alergia, tendría que acostumbrarme al lenguaje incluyente (el que no excluye a las mujeres), "porque es un debate contemporáneo importante que estamos ganando poco a poco". Y concluyó con una pregunta: "¿Sí o no, Héctor?" Respondo: No, querida Florence, y voy a tratar de explicar por qué no.

El género es una categoría gramatical que no tiene nada que ver con el sexo. Cuando yo digo, por ejemplo, que "las personas tienen estómago", aunque "personas" tenga género femenino no estoy excluyendo a los hombres. Y aunque "estómago" sea masculino de género, lo llevan por dentro los dos sexos por igual. De hecho el órgano viril por excelencia, suele tener en castellano género femenino y (excúsenme los oídos castos) puedo citar los casos de la verga, la polla, la picha y la mondá, cuatro instrumentos idénticos de género femenino, aunque evidentemente de sexo masculino. Y en España, al menos, pasa lo inverso con la parte correspondiente de la mujer y, por típicamente femenino que sea (en cuanto al sexo) el coño, el género de esta palabra es masculino.

Cita Florence en apoyo de su tesis un titular de El Tiempo que decía así: "Piden cadena perpetua para violadores de niños". Thomas se indigna porque la mayoría de las víctimas del delito de violación son niñas y no niños, y siente que El Tiempo, al escribir niños, está dejando en la sombra a las niñas, excluyéndolas, negando su sexo, y propone que el título correcto debería haber sido: "Cadena perpetua para violadores de niñas y niños". En realidad, si el manual de estilo del periódico obligara a los periodistas a usar un "lenguaje incluyente", el título, más exacto, tendría que decir: "Cadena perpetua para violadores y violadoras de niñas y de niños". Sé muy bien que por cada mil violadores hombres, si mucho, hay una violadora mujer, pero si uno se va a poner muy preciso, y si se va a saltar la economía propia del idioma, es difícil saber dónde trazar la raya.

Como el género, insisto, es un asunto gramatical y no sexual, hay una convención en varias lenguas occidentales (español, francés…) según la cual ante un número plural de personas, se usará, por economía verbal, el género masculino, lo cual no excluye a las integrantes de ese grupo específico que tengan sexo femenino.

Si Florence viviera en Alemania no había podido escribir su protesta en el caso de los niños violados, puesto niño, en alemán, es neutro: das Kind. El género es una cosa arbitraria y rara. La palabra mano, en italiano, es femenina como en español, pero su plural (mani) usa la i, que es una típica terminación de género masculino. Se sabe que 'sol' es femenino en alemán (die Sonne, la sol), y luna se dice der Mond (es decir, el luna), y para mayor enredo, ni siquiera la palabra 'muchacha' es femenina, sino neutra: das Mädchen. Con esto quiero demostrar la arbitrariedad que tiene el género gramatical. Es más, hay lenguas no occidentales con muchísimos otros géneros: animal, neutro, dual, de cosa animada, de cosa inanimada, para vegetales, para minerales…

Florence pide "sentido común" en el uso del lenguaje incluyente. No lo pide para las novelas (menos mal) sino para "los documentos oficiales, los discursos políticos, las constituciones, leyes y decretos". El artículo 51 de la Constitución Nacional, por ejemplo, dice así: "Todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna". La constitución de Florence diría: "Todas las colombianas y todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna". No me convence; me parece redundante, feo e inútil y me lo seguirá pareciendo incluso si algún día, como escribe Thomas "ganan este debate". Es más, me parece mucho más importante el debate de la vivienda digna que el del lenguaje incluyente.

Creo que en ese debate hay un exceso de susceptibilidad de parte de algunas mujeres. Sé que no todas ellas se sienten excluidas cuando se usa el género masculino para el plural, por simple economía de lenguaje, y no para discriminar. Al fin y al cabo, todas las personas que existen en el mundo pueden ser calificadas con adjetivos negativos, y también la mitad de los oficios y actividades pueden tener una connotación peyorativa. Y en todas esas acepciones negativas, el género masculino carga con la abominación, sin que los de mi sexo protestemos. Si usáramos de verdad un lenguaje incluyente, tendríamos que decir no sólo colombianos y colombianas, sino también asesinos y asesinas, borrachos y borrachas, secuestradores y secuestradoras, violadores y violadoras, feos y feas, brutos y brutas, estúpidos y estúpidas. ¿De verdad les parecería bueno usar el lenguaje así?

domingo, 11 de marzo de 2007

Hermanos y amantes

Por: http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=101471
Llevan una relación de pareja, tienen cuatro hijos y, en defensa de su amor, están luchando por despenalizar el incesto en Alemania.
Fecha: 10/marzo/2007

Patrick y Susan posan con su hija Nancy. Han sido padres en cuatro oportunidades, pero la s autoridades alemanas les han quitado la custodia de tres de sus hijos. Dos de ellos nacieron con deficiencia cognitiva













Patrick Stübing y Susan Karoleski se conocieron hace siete años, se enamoraron, viven juntos y han tenido cuatro hijos: Erik, Sahra, Nancy y Sophia. Hasta ahí la historia parece la de cualquier pareja. Lo que los pone en la palestra pública es que son hermanos, y su relación rompe uno de los últimos grandes tabúes sexuales en Europa.

Patrick ha estado encarcelado en dos oportunidades, ya que el Código penal alemán condena las relaciones sexuales entre parientes en primera y segunda línea de consanguinidad. Ahora los jóvenes han iniciado una de las más controversiales luchas jurídicas en la historia de ese país y su caso espera el fallo de la Corte Constitucional. Piden eliminar el artículo 173, que castiga el incesto, para que su unión pueda ser legal. Esto ha dividido la opinión pública. Mientras algunos consideran que su relación es inmoral e irresponsable, otros creen que tienen derecho a estar juntos y que Alemania debe despenalizar el incesto igual que otros países como Francia, Bélgica, Holanda, Portugal y Turquía.

Ellos no se conocían porque su madre, Annemarie, acosada por problemas económicos, dio en adopción a su primogénito. La familia vivía en el estado de Sajonia, antigua Alemania Oriental, y él se crió cerca de Berlín y se convirtió en cerrajero. Al cumplir la mayoría de edad pidió ver a su madre biológica y un par de años más tarde ella accedió al encuentro. Fue entonces cuando conoció a su hermana, siete años menor que él. Iba a ser una simple visita, pero Patrick terminó por mudarse a la casa materna. Sólo seis meses más tarde la señora murió de un infarto y sus hijos quedaron solos. La tristeza, el profundo amor y la atracción que sintieron desde el primer día llevaron a que ellos comenzaran una relación de pareja. Pocos meses más tarde Susan quedó embarazada y a los 16 años dio a luz a su primer hijo, Erik.

La felicidad del nacimiento duró poco. Las autoridades, informadas de la situación, acusaron a Patrick de sostener relaciones sexuales con su hermana. Por ser la primera vez ,no pasó en la cárcel los tres años que ordena la ley, y en cambio recibió libertad condicional. Como Susan era menor de edad, no le hicieron cargos, pero les quitaron al bebé, que fue dado en adopción. Luego tuvieron otras dos niñas con menos de un año de diferencia entre ambas, Sahra y Nancy. Como consecuencia, Patrick fue condenado a 10 meses de cárcel y las pequeñas también fueron retiradas de la custodia de la madre y entregadas a familias adoptivas.

Para sorpresa de las autoridades, Susan quedó embarazada de nuevo antes de que Patrick quedara tras las rejas. En 2005 nació Sophia, la cuarta hija de la pareja, y por ese bebé, que confirmaba una vez más que los hermanos seguían siendo pareja, Stübing fue condenado a otros dos años de prisión. Para entonces, el caso ya se había vuelto público. Los hermanos eran criticados por una sociedad que a pesar de ser bastante abierta en cuestiones sexuales (el matrimonio gay fue aprobado en 2001), aún no estaba lista para afrontar el tema del incesto.

Durante la estancia de Patrick en prisión, Susan quedó embarazada de nuevo, esta vez de un hombre de 49 años amigo de su difunta madre. Durante algún tiempo pareció que la relación entre los hermanos terminaría, pero ella decidió volver a los brazos de Patrick y dejar a la recién nacida en manos del padre. Ahora Patrick, de 29 años, y Susan, de 22, luchan por vivir como una familia y para que les sean devueltos sus hijos.

"Si a ellos no les hubieran quitado los niños, no habrían tenido tantos. Sólo querían un bebé", explicó a SEMANA Endrik Wilhelm, el abogado de la pareja. Se sabe que dos de los niños sufren algún tipo de discapacidad cognitiva. Como aclaró a esta publicación el genetista colombiano Emilio Yunis, el incesto biológico es la homocigotización de genes. Esto quiere decir que la probabilidad de que en la fecundación se encuentren genes recesivos con problemas es muy alta, pues los hermanos tienen una constitución genética igual en un 50 por ciento. Por lo tanto, las enfermedades hereditarias como el albinismo, algunos tipos de cegueras y sorderas, al igual que las deficiencias cognitivas, tienen un alto riesgo de presentarse en estas uniones.

Y a pesar de que en muchos países el incesto está penalizado para evitar que nazcan niños con problemas genéticos, este no es el caso en Alemania, pues el pasado nazi hizo que el tema de la discriminación genética se volviera tabú. "Ante la ley todos los bebés son igualmente importantes y no existe ninguna ley que trate de reducir la probabilidad del nacimiento de niños con problemas tanto físicos como cognitivos. Por lo tanto, este factor es irrelevante", dijo Wilhelm. Los defensores de la despenalización del incesto han subrayado mucho ese punto, pues aseguran que ni a las mujeres mayores de 50 años ni a las personas con retraso se les prohíbe tener hijos, y que los riesgos son similares a los del incesto.

Por ello a Patrick no le sirvió haberse hecho la vasectomía, pues lo que la ley le prohíbe es tener relaciones con su hermana. Esa normatividad lleva al absurdo de que, como dijo a SEMANA Joachim Frömling, abogado alemán que conoce a la pareja, "los hermanos mayores de edad pueden besarse y tocarse de manera sexual, dormir en la misma cama y tener todo tipo de prácticas sexuales menos el coito convencional, aseguró. Eso es ilógico. O se prohíbe todo o no se prohíbe nada. Además, que el parágrafo sea eliminado no significa que ahora todos los hermanos vayan a tener relaciones de pareja", concluyó.

Según un sondeo realizado por la revista Der Spiegel, el 70 por ciento de los alemanes está en contra de la despenalización del incesto. Pero varias personas han expresado su apoyo a los hermanos, pues creen que son muy valientes al mostrar una realidad que se da en muchos lugares del mundo, pero de la cual nadie se atreve a hablar en público. Por ahora, la pareja vive con su hija Sophia, la única que mantienen en custodia, y esperan el fallo que, según los abogados, se podría dar antes de finalizar 2007. Si el artículo del Código penal sigue vigente, Patrick, quien se encuentra desempleado y ha sido rechazado en diferentes trabajos por tener antecedentes, regresaría a la cárcel. Nadie podría asegurar, en ese caso, que ello significaría el final de su extraña historia de amor.